Claustrofobia
La Claustrofobia es un miedo intenso a los lugares cerrados. El
Manual diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV,
APA, 1994) la clasifica dentro de los Trastornos de ansiedad como una
Fobia Específica, es decir, un miedo intenso y específico a situaciones y
objetos concretos. Cuando la persona se enfrenta a ese objeto o
situación experimenta ansiedad intensa de forma inmediata. La persona
tiende a evitar la situación fóbica, aunque reconoce que el miedo es
excesivo o irracional. Se realiza el diagnóstico de fobia específica
sólo si la fobia interfiere significativamente en la vida cotidiana del
individuo. Dado que la claustrofobia es un miedo a los espacios
cerrados, las situaciones que se evitan son ascensores, túneles, el
metro, habitaciones pequeñas, técnicas de diagnóstico médico como el
TAC, etc. La persona no teme la situación en sí misma, sino las posibles
consecuencias negativas de estar en ese sitio. Los miedos más
frecuentes son quedarse encerrado o la asfixia (Rachman, 1997). La
mayoría de los espacios claustrofóbicos conllevan un riesgo de quedarse
encerrado (por ejemplo en un ascensor) y una restricción de movimientos,
por lo que las personas con claustrofobia suelen sentirse muy
vulnerables cuando se restringen sus movimientos. El miedo a la asfixia
suele aparecer porque las personas creen que no hay suficiente aire en
un espacio cerrado.
Cuando una persona que sufre este problema anticipa que va a entrar o
entra en un espacio cerrado experimenta una reacción de ansiedad
intensa (falta de aire, palpitaciones, mareo, etc.). Debido a esto,
normalmente se evitan los espacios cerrados. Por ejemplo, subir por las
escaleras 12 pisos antes de usar un ascensor, negarse a que le
practiquen un TAC incluso cuando es necesario, no utilizar el tren o el
metro, etc. Como en otras fobias específicas, la respuesta de ansiedad
disminuye considerablemente cuando la persona abandona el sitio cerrado.
Entre
un 2 y un 5% de la población general sufre claustrofobia. Su inicio se
asocia normalmente con haber vivido una experiencia desagradable en un
espacio cerrado (por ejemplo, quedarse encerrado en un ascensor). Sin
embargo, el miedo a los espacios cerrados también se puede adquirir
indirectamente, por recibir información sobre experiencias desagradables
en espacios cerrados o ver a alguien pasar por una experiencia de este
tipo (Rachman, 1997).
Tambien soy de esas jajajaa XD
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